martes, 5 de febrero de 2013

la guerra de independencia de texas


La guerra de independencia de Texas

Hacia 1835, cuando muchos estaban decididos a insurreccionarse, los texanos debatían informalmente el tema. En julio de 1835, Austin fue puesto en libertad, pues no se le comprobó participación alguna en la rebelión, y llegó a Texas en agosto. Los texanos se sentían afrentados por el encarcelamiento de Austin, la brutal represión en Zacatecas, el exhorto al desarme de las milicias, la orden de repeler nuevos inmigrantes, y particularmente, por la abolición de la Constitución Federal. La gota que derramó el vaso fue el asesinato de un colono a manos de un soldado mexicano. Tras una pequeña consulta, la provincia de Texas decidió levantarse en armas contra el gobierno de México.

[editar]Victorias de los texanos

Antes de la consulta, y de acuerdo con el llamado nacional de Santa Anna al desarme de los ejércitos estatales, el coronel Domingo Ugartechea, destacado en San Antonio Béjar, ordenó a los texanos devolver un cañón donado por el gobierno de México, y que se localizaba en la población de González. Ante la negativa de los texanos, Ugartechea mandó entonces al teniente Francisco Castañeda con cien dragones a recuperar la pieza de artillería. Cuando llegaron a las playas del río Guadalupe, cerca de González, en la otra banda del río había dieciocho texanos que oponían resistencia. Sin poder cruzar, Castañeda estableció un campamento. Los texanos ocultaron el cañón y llamaron voluntarios. A este llamado respondieron dos grupos de milicianos. El coronel Henry Moore fue electo cabeza de los rebeldes, que aprestaron el cañón y dos balas. Un indígena llegó al campamento de los mexicanos y avisó a Castañeda que los rebeldes eran ahora cerca de 140. Todo quedó listo para la batalla de González. Esta batalla fue ganada por los texanos, que incluso llegaron a urgir a Castañeda a unirse a la sedición. Los texanos atacaron, y Castañeda decidió volver a San Antonio Béjar con los dragones.
El siguiente enfrentamiento entre mexicanos y texanos, con victoria para los segundos, fue la batalla de Concepción. A continuación, los texanos capturaron San Antonio Béjar, que era defendida por el general Cos. Cuando Austin dio la orden a sus milicianos de esperar y atacar el ejército de Cos, muchos de los voluntarios simplemente desertaron. En noviembre de 1835, el ejército texano estaba compuesto por unos 600 hombres. Los oficiales, a un tiempo, diseñaban la estrategia de ataque, pero también se preguntaban cuál era la causa por la que combatían a las fuerzas mexicanas. El sitio de San Antonio Béjar dio inicio el 12 de octubre de 1835 y concluyó el 11 de diciembre de ese mismo año, con la captura de Cos y su tropa.
Los remanentes del ejército texano, pobremente equipados y sin una perspectiva colectiva de la causa de la guerra, prepararon el avance rumbo a Heroica Matamoros, con intenciones de saquear el pueblo y obtener de él provisiones y recursos. Esta y otras misiones independientes restaron militantes al movimiento texano, y concluirían en un desastre en los meses siguientes.

[editar]El gobierno provisional de Texas: grupo de aventureros que no habían nacido en el Estado

En González, la consulta convocada un mes antes finalmente concluyó, cuando los delegados de las colonias constituyeron un quórum significativo. Después de un debate ríspido, finalmente se instituyó un gobierno provisional que no intentaba separarse de México, sino se manifestaba en contra de los centralistas. Henry Smith fue elegido gobernador, y Sam Houston fue designado comandante en jefe del Ejército Regular de Texas. Éste no era aún un ejército regular, pues el ejército de Austin estaba formado completamente por voluntarios. De esta suerte, Houston debió formar uno.
Los texanos tenían más tierras que dinero como base financiera para crear su ejército; una dotación mayor de tierra podría ser designada para aquellos que se enlistaran como soldados regulares. El gobierno provisional de Texas, además, estableció un servicio postal, y envió un cargamento de mercancía a los Estados Unidos, a cambio de 100 mil dólares. Además, ordenó cientos de copias de textos militares. El 24 de noviembre de 1835, Austin fue elevado a general. Se celebraron elecciones y Edward Burleson se convirtió en el sucesor de Austin.
Se cree que el motivo por el que no mostraron las intenciones de independizarse de México en la convención, abrigaban la esperanza de atraer a su causa a los elementos liberales y federalistas que estaban descontentos con el régimen centralista y el hecho de que no tenían asegurado un apoyo de parte de los Estados Unidos.

la independencia de texas


La guerra de la Independencia de Texas (o Revolución de Texas) tuvo lugar entre el 2 de octubre de 1835 y el 21 de abril de 1836. Las partes en conflicto fueron México y la provincia de Texas, perteneciente por aquel entonces al Estado de Coahuila y Texas.
Los problemas entre el Gobierno mexicano y los colonos anglosajones en Texas comenzaron con la promulgación de la constitución centralista de 1835, conocida como las Siete Leyes. Esta nueva legislación, promulgada por el presidente mexicano Antonio López de Santa Anna, dejaba sin efecto la antigua Constitución federal de 1824. Poco tiempo después, surgieron pronunciamientos en varias regiones del país. La guerra comenzó en territorio tejano el 2 de octubre de 1835, con la Batalla de González. Rápidamente, las fuerzas tejanas tomaron La Bahía y San Antonio Béjar (la actual ciudad de San Antonio), aunque pocos meses después serían derrotadas.
Después de algunas victorias mexicanas, la guerra terminó inesperadamente con la Batalla de San Jacinto, a más de 300 kilómetros de la actual ciudad de San Antonio. En ese lugar, el general Samuel Houston condujo a los rebeldes tejanos y a los voluntarios estadounidenses a la victoria sobre una parte de las tropas mexicanas, al mando de Santa Anna, saldándose con el general capturado tras la batalla. Tras la conclusión de la guerra, se formalizó la independencia de la República de Texas. Los Estados Unidos se anexionaron Texas en 1845, y las reclamaciones de ambas partes no quedarían finiquitadas hasta la intervención estadounidense en México, que se prolongaría entre 1846 y 1848.

La independencia de México y la colonia texana

Los planes de Austin para la colonización fueron diseñados de acuerdo con las leyes vigentes en México durante aquellos años. La declaración de la independencia mexicana por parte del cura Miguel Hidalgo y Costilla, en 1810, dio inicio a once años de guerra. Parecía que el triunfo final sería para el bando español, hasta que en 1821 algunos generales criollos, entre ellos, Agustín de Iturbide, sellaron una alianza con los insurgentes mexicanos, hecho que determinaría el fin de la Guerra de Independencia de México, con la victoria de los independentistas.
En diciembre de 1821, los colonos de Austin llegaron por tierra y mar a las inmediaciones de San Felipe. Para desgracia de Austin, el nuevo Gobierno mexicano no reconoció el acuerdo firmado con los españoles. Entonces viajó Stephen a la Ciudad de México, y tras una labor de tres años, la concesión española fue aceptada gradualmente por el poder mexicano. A lo largo de este período, Austin aprendió a hablar español y se hizo amigo muy cercano del insurgente mexicano José Antonio Navarro. En los años siguientes, trabajaron juntos para llevar más colonos a Texas.
Según los términos del acuerdo, todos los colonos debían convertirse al catolicismo, mostrar "solvencia moral", obtener la nacionalidad mexicana y cambiar sus nombres ingleses por su equivalente en español. Cada uno de los colonos sería dotado con cerca de 4.000 acres (unos 16 km²) de terreno. Los colonos sajones se autodenominaban "texians", y los latinos, "tejanos". La colonia floreció, y hacia 1829 tenía una población de 18.000 personas. El propio Navarro se convirtió en propietario de más de 25.000 acres (101 km²) de tierra en 1830.

[editar]Primeros años del México independiente y de la colonia texana

México se convirtió en república federal bajo la Constitución de 1824. Las colonias tejanas formaban parte del estado de Coahuila y Texas. Los límites del territorio tejano eran considerablemente diferentes de los actuales. La frontera sur estaba definida por el río Nueces, cerca de la ciudad de Corpus Christi. Al sur de esta frontera quedaba el actual estado de Tamaulipas. El límite occidental de la provincia se ubicaba a unos 320 km de San Antonio Béjar, donde comenzaba el Estado de Chihuahua. Una franja de unos 300 km de ancho conectaba el territorio de Coahuila con Texas.En 1822Agustín de Iturbide fue proclamado por el Congreso como Emperador de México y un año más tarde, por fin aprobó la concesión a Austin para colonizar Texas. Según los lineamientos del Plan de Iguala, la esclavitud quedó formalmente abolida en el territorio mexicano, pero ello no impidió que fuera una práctica generalizada en el país. El régimen imperial de Iturbide era muy inestable, y en el mismo año de 1823, fue interrumpido por la rebelión del Plan de Casa Mata, encabezada por Guadalupe Victoria y Antonio López de Santa Anna. El plan contemplaba la destitución del emperador y el establecimiento de una República. Iturbide abdicó y optó por el exilio. Un año más tarde fue fusilado, al ser capturado en su intento de regresar aMéxico. A causa de los cambios en el gobierno mexicano, Austin debió reiniciar las negociaciones con la República para mantener vigente el acuerdo.
Austin había adquirido tres nuevas concesiones de la República, para establecer a novecientas familias más en 18251827 y 1828 bajo la nueva figura del sistema de inmigración de empresarios. Como tal, Austin tenía el derecho de llevar a Texas nuevos colonos y gobernar sobre ellos cuando se hubieren establecido. Otras figuras se convirtieron en empresarios, como Lorenzo de Zavala, Haden Edwards, y el filibustero Ben Milam. Además de la colonización legal, muchos inmigrantes ilegales llegaron desde Estados Unidos y se mezclaron con los colonos.

El dictador Santa Anna

Entre 1829 y 1832, la presidencia de México fue ocupada por diferentes personajes. En cada cambio de presidente, la mano de Santa Anna estaba detrás. La República Mexicana estaba profundamente dividida entre dos fracciones, conocidos unos como conservadores, y los otros como liberales. Los primeros querían un gobierno centralizado (estaban identificados con los viejos imperialistas), en tanto que los segundos defendían la república federal. En las elecciones de 1833, Santa Anna participó por el bando liberal y ganó. Poco después, se retiró a su hacienda Manga de Clavo, y dejó al mando del gobierno al vicepresidente Valentín Gómez Farías, a la sazón, presidente interino de México.
El gobierno de Gómez Farías dio inicio a una serie de reformas liberales profundas, hecho que no fue del agrado del bando conservador. Viendo esto, Santa Anna volvió a la ciudad de México, destituyó a Gómez Farías y lo encarceló. Dio marcha atrás a las reformas liberales, y ocupó el cargo de presidente. Santa Anna afirmaba que el país no estaba listo para la democracia, y se convirtió en dictador.
Fue tras la vuelta de Santa Anna a la presidencia (por otra parte, sólo una de las nueve veces más en que había de ocupar el cargo, ya fuera como liberal o como conservador), cuando los texanos decidieron capitalizar su apoyo al dictador en la lucha por el poder. Austin viajó a la ciudad de México con la petición de separar Texas de Coahuila, para dotar de un mejor sistema judicial a la provincia y poner fin al decreto del 6 de abril, ley que había dado pie a las insurrecciones de Anáhuac, entre otras cosas. En tanto que el gobierno de Santa Anna negó la separación de Texas repecto a Coahuila, Austin escribió una agria carta a un amigo, en la cual lo conminaba a iniciar una rebelión. Los oficiales del ejército mexicano interceptaron la correspondencia y arrestaron a Austin por sedición. Pasó dieciocho meses en la cárcel.
Por la misma época, los pequeños grupos de inmigrantes ilegales que entraban al territorio de Texas se habían vuelto más numerosos. Santa Anna creía que el influjo de inmigrantes era parte de un complot estadounidense para tomar de facto la región. En 1834, cuando enfrentaba problemas con su gobierno, Santa Anna disolvió las legislaturas de los estados federales y abolió la Constitución de 1824. Esta acción generó descontento en varios estados. El bando conservador respaldaba al dictador Santa Anna, mientras que el liberal reclamaba la reinstalación de la constitución federal. Santa Anna ordenó la salida de todos los inmigrantes ilegales de Texas.


federalistas y centralistas

Centralistas

Un buen número de mexicanos de la primera mitad del siglo XIX estaban convencidos de que el centralismo era la mejor manera de resolver los problemas de México.

Para conservar el orden político y social, lucharon por establecer una autoridad central radicada en la Ciudad de México, con poder de hacer leyes y mandar ejecutarlas de manera uniforme en todo el territorio nacional.

Pensaban que el país requería un gobierno fuerte para terminar con la anarquía imperante que ellos atribuían a la Constitución federal de 1824. Consideraban que el federalismo, inspirado en la cultura jurídica anglosajona, era ajeno a la tradición jurídica mexicana formada durante la época colonial.
La mayor parte de los centralistas pertenecían a la élite socioeconómica criolla de ese periodo. Repudiaban cualquier elemento igualitario o participativo proveniente de los revolucionarios franceses o de los Estados Unidos por considerar que causarían un rompimiento de la estructura social y llevaría al caos.

No negaban los derechos humanos limitados por el dogma católico, como era común en la época. Por el contrario, limitaban los derechos políticos a la fortuna y a la propiedad, con lo que excluían del voto a la mayor parte de la población.

Consideraban la religión católica como lazo único de unión y defendían a ultranza los privilegios de la Iglesia. Se apoyaban en el ejército, que conservaba la oficialidad y los privilegios del ejército realista que había combatido a los insurgentes.

Con el tiempo, la ideología centralista se fue identificando como “conservadurismo”. Su principal exponente fue el ilustre político e historiador Lucas Alamán.

Federalistas

Otros mexicanos sostenían que había que crear una nueva organización político-social siguiendo el ejemplo de norteamericanos y franceses que fueron capaces de transformar instituciones, establecer las más amplias libertades públicas y derechos individuales, así como gobiernos representativos abiertos a toda la sociedad. Defendían el federalismo, que garantizaba los derechos de las provincias convertidas en estados y un gobierno equilibrado con poderes compartidos entre el centro y la periferia, completando así la división de poderes. El federalismo Mexicano tuvo su origen en las diputaciones provinciales cuya creación logró el diputado coahuilense Miguel Ramos Arizpe en las Cortes de Cádiz y que más tarde defendió brillantemente en el Congreso Constituyente de 1823-1824. El federalismo fue impuesto por las provincias.

Los federalistas proponían reestructurar la sociedad sobre bases más igualitarias y justas. Ante las premuras económicas resultado del desgaste sufrido durante la guerra de Independencia, y a fin de movilizar la economía, consideraban necesario poner en circulación la riqueza inmueble improductiva que por tres siglos había acumulado la Iglesia católica.

Estas ideas se fueron perfilando en conjunto como “liberalismo” cuyo exponente más reconocido en esta época fue José María Luis Mora.

las siete leyes

Las Siete Leyes Constitucionales de 1836
En las elecciones de 1832 triunfaron Antonio López de Santa Anna como presidente y Valentín Gómez Farías como vicepresidente. En ausencia del primero que haciendo gala de su oportunismo se retiró, pretextando mala salud, con el propósito de esperar la definición de la victoria de una de las fuerzas políticas en pugna, el vicepresidente tomó el mando. Gómez Farías inició la reforma de la Iglesia, mediante el aprovechamiento de sus propiedades inmobiliarias ociosas y la eliminación de fueros excluyentes de la justicia estatal de que gozaban eclesiásticos y militares así como el inicio de la educación laica. Las medidas causaron levantamientos armados que finalmente decidieron a Santa Anna regresar a la presidencia y a la deposición del vicepresidente. Se planteó con toda firmeza el centralismo y el desconocimiento de la Constitución de 1824.

El sexto Congreso ordinario, convocado conforme a la Constitución de 1824, se encontraba atado a poderes limitados por el texto de aquélla para iniciar el proceso de reforma constitucional, sobre todo por la inalterabilidad declarada de la forma de gobierno que preservaba el federalismo.

Sin embargo, por presión de los centralistas extendió sus facultades, sin fundamento legal, para convertirse en Congreso Constituyente. Emitió así las llamadas Bases para le nueva Constitución que dan fin a la de 1824 y fundamentan la Constitución “dispersa”, fragmentada en “Siete Leyes Constitucionales” de 1836.

las constituciones de México

La convivencia de los mexicanos en el marco de una Constitución era una experiencia nueva. Durante la vigencia de la Constitución de 1824 hubo levantamientos armados motivados por la defensa a ultranza de las posiciones ganadas durante la colonia por las clases socialmente altas y por ambiciones personales de caudillos militares, todo ello impregnado de contenido ideológico: centralismo-federalismo.

La masa popular, casi toda rural, no mostró interés en participar. Los actores políticos, la Iglesia y el ejército mostraron poco respeto por la norma suprema; estas instituciones y la oligarquía criolla, enriquecida desde los tiempos coloniales, preservaron a toda costa los privilegios que habían recibido de la Corona española y se negaron a cualquier cambio. Requerían un gobierno central fuerte que mantuviera el orden y evitara cualquier intento renovador. En las provincias se fue formando una muy reducida clase media y dentro de ella personajes, casi siempre de modesta posición económica, ilustrados en las ideas provenientes de los Estados Unidos de América y de Francia que se fundaban en la libertad política y económica, la igualdad con la anulación de privilegios, y el establecimiento de gobiernos representativos electos y responsables. Veían en el federalismo la garantía institucional de las libertades locales.

Los partidos políticos eran prácticamente desconocidos en la época. Se les consideraba inútiles y peligrosos intermediarios entre los electores y los poderes estatales. La actividad política se centró en las logias masónicas: la élite criolla en el rito escocés y los defensores del federalismo en el rito yorkino. Fueron las logias el germen de los grupos que, posteriormente, se calificaron como centralistas y federalistas, y después conservadores y liberales.

Las pugnas políticas se disputaron con las armas: el vicepresidente Nicolás Bravo se rebeló contra el presidente Guadalupe Victoria quien pese a todo pudo terminar su gestión; el perdedor de las segundas elecciones presidenciales, Vicente Guerrero, se impuso por un golpe militar para ser después derrocado en la misma forma por el vicepresidente Anastasio Bustamante; éste a su vez fue desconocido por un movimiento encabezado por Antonio López de Santa Anna.

México independiente


El 17 de noviembre de 1821 el gobierno provisional de la república expidió un decreto en el que convocaba a elecciones de diputados para el Congreso, que comenzó sus sesiones el 24 de febrero de 1822. Se llegó al acuerdo de establecer la religión católica como oficial y única tolerada, y de dividir el gobierno en tres poderes; sin embargo, los diputados se dividían en republicanos y monárquicos, y entre los últimos existían dos facciones: iturbidistas, partidarios de Agustín de Iturbide, y borbonistas, deseosos de ser gobernados por un príncipe español.
El 18 de mayo de 1822 el sargento Pío Marcha encabezó una rebelión cuyo fin era llevar a Iturbide a la corona imperial. El Congreso, presionado, decidió aceptar la propuesta y coronó a Iturbide como Agustín I el 21 de julio.
Sin embargo, el poder legislativo ya tenía serios problemas con el emperador, quien mandó disolverlo el 31 de octubre. Iturbide era ahora monarca absoluto, lo que aunado a la pésima situación socioeconómica del país le granjeó serios enemigos, como los viejos insurgentes. El 1 de febrero de 1823 Antonio López de Santa Anna lanzó el Plan de Casa Mata que desconocía a Iturbide. Las tropas imperiales del general José Antonio de Echávarri, aunque eran superiores a los rebeldes, decidieron pactar con ellos. Iturbide abdicó el 19 de marzo de 1823 y se exilió, aunque volvió un año más tarde y el Congreso lo sentenció a morir fusilado.
Un nuevo gobierno encabezado por Pedro Celestino NegreteGuadalupe Victoria y Nicolás Bravo se encargó de lanzar la convocatoria al Congreso Constituyente, cuyos trabajos iniciaron el 7 de noviembre con 99 diputados. El federalismo y el centralismo eran las principales posturas políticas, defendidas por Miguel Ramos Arizpe y Lucas Alamán, respectivamente. La Constitución del 4 de octubre de 1824 consagraba el federalismo, la división de poderes, la religión católica, los fueros clericales y militares y las garantías individuales.
La primera elección presidencial fue disputada entre Victoria y Bravo, quienes fueron electos presidente y vicepresidente, respectivamente. En ese entonces la política se dividía en logias: la escocesa aristócrata, apoyada por Bravo, y la yorkina liberal, dirigida por el embajador estadounidense Joel Poinsett y Ramos Arizpe.
En 1827 se suscitó la conspiración del clérigo Joaquín Arenas, apoyado por Echávarri y Negrete, con el propósito de reconquistar México para los españoles. Este hecho provocó un fuerte sentimiento antiespañol que desembocó en la expulsión de los peninsulares en diciembre de 1827. Los españoles se llevaron su dinero y provocaron una crisis económica sin par. Nicolás Bravo, jefe de la logia escocesa, se alzó en armas protestando por la medida, pero Guerrero, de tendencia yorkina, lo derrotó y el vicepresidente fue desterrado.
Para las elecciones de 1829 contendieron tres candidatos: Guerrero, por los yorkinos, el antiguo realista Manuel Gómez Pedraza, postulado por la logia escocesa, y Anastasio Bustamante. Gómez Pedraza ganó la elección, pero los yorkinos se pronunciaron militarmente y saquearon el mercado del Parián. El presidente electo renunció y Guerrero fue reconocido presidente. Al tomar posesión, su inutilidad para el gobierno le granjeó serias enemistades, aunque durante su mandato se rechazó la Invasión de Barradas, dedicada a reconquistar México. El vicepresidente Bustamante fue comisionado para vigilar la costa de Veracruz a fin de prevenir otro intento español de retomar México, pero con su ejército se pronunció contra Guerrero y éste renunció en diciembre de 1829.
Guerrero marchó a las montañas del Sur, mientras Bustamante se hacía cargo del poder. Traicionado por el marino italiano Francisco Picaluga, Guerrero fue ejecutado en Cuilapan el 14 de febrero de 1831. El hecho provocó la sublevación de Santa Anna contra Bustamante, quien renunció para que en su lugar quedara el presidente legítimo desde 1828: Gómez Pedraza. Éste culminó el cuatrienio y en 1833 entregó la presidencia a Santa Anna.
Sin embargo, Santa Anna no se presentó sino hasta el 16 de mayo y el vicepresidente Valentín Gómez Farías se hizo cargo del Ejecutivo. En este período se rodeó de liberales como José María Luis Mora, y dictó una serie de medidas como libertad de culto, supresión del diezmo, desamortización de bienes clericales y supresión de fueros militares.
Indudablemente Santa Anna es la figura representativa de las tres décadas de vida independiente, pues ocupó once veces la presidencia. Casi todas las revoluciones de la época estaban relacionadas con él, según cuenta Lucas Alamán. Estuvo en los dos bandos, fue federalista y centralista, fungía como árbitro de la política...

La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la independencia mexicana se extendió desde el Grito de Dolores, el16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.
El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la esclavitudJosé María Morelos y Pavón convocó a las provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.
La rehabilitación de la Constitución de Cádiz en 1820 alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Al ver afectados sus intereses, los criollos monarquistas decidieron apoyar la independencia de Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el brazo militar de los conspiradores, y a principios de 1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos proclamaron el Plan de Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de la aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó el 27 de septiembre de 1821.

la intervención de mexico


La crisis política en México de 1808 hace referencia al conjunto de hechos que trastornaron la sociedad del Virreinato de Nueva España en el ámbito político, socioecónomico y militar, que con el paso de los años serían los causantes de la decadencia del protectorado novo hispano y del inicio de la Guerra de Independencia de México. Factores detonantes de esta crisis fueron la Invasión francesa a España y la consecuente lucha de los españoles por liberarse de las tropas de Napoleón Bonaparte. Dentro del panorama del virreinato, destaca la omnipotencia del virrey José de Iturrigaray, quien padeció durante todo su mandato de serias sospechas de corrupción, principalmente lanzadas por los empresarios españoles radicados en Nueva España. Al conocerse la noticia de la invasión napoleónica a Valencia, los jefes españoles en México sospecharon que Iturrigaray pretendía independizar al virreinato y erigirse como cabeza de la nueva nación. Con el apoyo del arzobispo capitalinoFrancisco Xavier de Lizana y Beaumont, el hacendado Gabriel de Yermo y otros miembros de la sociedad española en la capital, tomaron por asalto el Real Palacio de México, la noche del 15 de septiembre de 1808, y depusieron al virrey Iturrigaray, dando así el primer golpe de Estado en la Historia de México.
Si bien la crisis venía desarrollándose desde tiempo atrás, el punto culminante de ésta ocurrió en 1808, por lo que para la historiografía mexicana los sucesos de los años 1800-1808, han quedado registrados como Crisis política de 1808 en México.1